El papel de la mente es juzgar las cosas y certificarlas. La incapacidad de la mente para alcanzar la meta de la existencia del hombre, por ejemplo, no cancela su papel, sino que le da a la religión la oportunidad de decirle lo que no pudo comprender. Entonces la religión le habla de su Creador, la fuente de su existencia y el propósito de su existencia; y él mismo comprende, juzga y certifica esta información, por lo tanto, reconocer la existencia del Creador no interrumpe ni a la razón ni a la lógica.